lunes, 30 de julio de 2007

ERRE QUE ERRE

Con la iglesia hemos vuelto a topar, en su insistente campaña, mejor dicho, cruzada contra el gobierno demoníaco de izquierdas anticlericales, amorales y asesinas.
Su principal foco de actuación, desde que se les acabó el tirón mediático de poner a parir a los homosexuales, es la educación. Concretamente la educación para la ciudadanía, tema sobre el que están dando la murga de manera especialmente irritante.
Siguen dale que te pego con el iideario pseudopacifista de no violencia y pasividad, como si estuvieran siguiendo a un Jesús o Gandhi cualquiera, cosa que no han hecho nunca. La objeción de conciencia, tan criticada cuando los pacifistas se aferraban a ella para no hacer la p... mili, es ahora su santo grial, por el que luchan, por el que claman, al que adoran, pero que, como todo lo que adoran e idolatran, no existe. Se les ha escapado una pequeña reflexión que se supone que debían tener clara: la asignatura de educación para la ciudadanía es una ley, y como tal, se cumple, y si no se cumple, se castiga al delincuente que no lo hace.
Seguramente no sorprenda a nadie que un cura, un obispo o alguno de esos se convierta oficialmente en delincuente, sabiendo que llevan siendo delincuentes extraoficiales durante dos milenios. Pero aun así sería curioso (y supondría un alivio para unos cuantos) ver por fin a uno de esos obispos de la Conferencia Episcopal en el banquillo de los acusados por desobeciencia civil.
Todo esto se arreglaría si se dieran cuenta que no viven en su amado reino vaticano, sino que son ciudadanos del estado español, y que por lo tanto, para ellos no hay nada, absolutamente nada, repito, nada de nada, por encima de la ley. Me da exáctamente igual la creencia que tengan, la secta a la que pertenezcan, lo que les guste hacer a los niños en las sacristías, me da lo mismo, lo único que tienen que respetar es la ley. Si no la cumplen, y les pillan, al truyo, como todo hijo de vecino.
Si conseguimos que esos soberbios se metan en la cabeza que por llevar sotana, hablar como un pringao, despotricar sobre lo malo que es el sexo y sobre lo desviada que está nuestra juventud que ya no va a oir la chapa en misa, no son nadie por encima de la ley. Esto no es como cuando ellos ejercían el poder junto con alguno de esos reyezuelos tocapelotas déspotas, esto es una democracia, y por encima de la ley no está ni Dios. Ajo y agua, compañeros moraditos, ajo y agua.

jueves, 5 de julio de 2007

FIN DE AÑO

Celebrando el fin de año, cual 31 de Diciembre cualquiera, con algo con lo que brindar, y planes maravillosos para el nuevo giro alrededor del Sol. Así es como me encuentro.
En el fondo es relativo el día en el que coloquemos el fin de año, porque no depende de los demás, sino de nosotros, de nuestro reloj interior, de nuestro estado de ánimo, de nuestras preferencias.
Un amigo suele decirme que para él se producen al menos tres finales de año cada año. El primero, el oficial, el del 31 de Diciembre. En segundo lugar, el final de temporada, cuando acaba el curso y comienza el verano. Y el tercero, cuando se acaba el mundial de ciclismo, la última prueba ciclista de la temporada (cosas de la afición).
A mi me pasa igual. Pero se da una curiosidad. Si consideramos que el fin del año es ahora, cuando se acaba el curso, y el comienzo es cuando comienza, allá por Octubre... ¿qué hacemos con el verano? ¿qué son esos meses intermedios entre el fin y el comienzo del año?
Aún no sé muy bién que hacer con mi verano, pero lo mejor de ésta época, es que no tienes por qué saber que hacer.
¡Feliz fin de año a todos!