Con la iglesia hemos vuelto a topar, en su insistente campaña, mejor dicho, cruzada contra el gobierno demoníaco de izquierdas anticlericales, amorales y asesinas.
Su principal foco de actuación, desde que se les acabó el tirón mediático de poner a parir a los homosexuales, es la educación. Concretamente la educación para la ciudadanía, tema sobre el que están dando la murga de manera especialmente irritante.
Siguen dale que te pego con el iideario pseudopacifista de no violencia y pasividad, como si estuvieran siguiendo a un Jesús o Gandhi cualquiera, cosa que no han hecho nunca. La objeción de conciencia, tan criticada cuando los pacifistas se aferraban a ella para no hacer la p... mili, es ahora su santo grial, por el que luchan, por el que claman, al que adoran, pero que, como todo lo que adoran e idolatran, no existe. Se les ha escapado una pequeña reflexión que se supone que debían tener clara: la asignatura de educación para la ciudadanía es una ley, y como tal, se cumple, y si no se cumple, se castiga al delincuente que no lo hace.
Seguramente no sorprenda a nadie que un cura, un obispo o alguno de esos se convierta oficialmente en delincuente, sabiendo que llevan siendo delincuentes extraoficiales durante dos milenios. Pero aun así sería curioso (y supondría un alivio para unos cuantos) ver por fin a uno de esos obispos de la Conferencia Episcopal en el banquillo de los acusados por desobeciencia civil.
Todo esto se arreglaría si se dieran cuenta que no viven en su amado reino vaticano, sino que son ciudadanos del estado español, y que por lo tanto, para ellos no hay nada, absolutamente nada, repito, nada de nada, por encima de la ley. Me da exáctamente igual la creencia que tengan, la secta a la que pertenezcan, lo que les guste hacer a los niños en las sacristías, me da lo mismo, lo único que tienen que respetar es la ley. Si no la cumplen, y les pillan, al truyo, como todo hijo de vecino.
Si conseguimos que esos soberbios se metan en la cabeza que por llevar sotana, hablar como un pringao, despotricar sobre lo malo que es el sexo y sobre lo desviada que está nuestra juventud que ya no va a oir la chapa en misa, no son nadie por encima de la ley. Esto no es como cuando ellos ejercían el poder junto con alguno de esos reyezuelos tocapelotas déspotas, esto es una democracia, y por encima de la ley no está ni Dios. Ajo y agua, compañeros moraditos, ajo y agua.
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6 comentarios:
¿ y no era ley lo de hacer la mili y aún así justificabamos "éticamente" la insumisión?...
Claro que la objeciónb de conciencia no se puede reclamar para cualquier cosa.
Ya, pero hay que aclarar dos cosas.
La primera, que la iglesia habla de objeción de conciencia, no de insumisión. La insumisión es el incumplimiento claro y abierto de una ley, como ocurría con la ley del servicio militar. La objeción de conciencia tiene que estar avalada por la ley, cosa que también ocurría con la mili, siendo la objeción servicios a la comunidad.
La segunda cosa a aclarar es que no hablamos de justificar "éticamente" nada, sino de cumplir o no la ley. Además, viendo lo visto últimamente ( es decir, los últimos dos milenios) la iglesia tiene poco poder para justificar éticamente casi nada.
Hola,
En mi opinión el gobierno debería dejarse de concesiones con la iglesia.
* Para empezar, ni un centimo de euro de nuestros impuestos para la Iglesia, estamos en un estado laico.
* Para terminar, el que quiera aprender religión cristiana, o budista, o musulmana, o como deshuesar un cordero que se vaya los lugares destinados a ello, es decir, y por orden, la iglesia, al Tibet (jeje), a la mezquita y/o al matadero, que las escuelas están para otra cosa.
El problema que tiene la Iglesia es que están demasiado mal acostumbrados a mamar del bote del estado y a las carantoñas del PP y aunque Zapatero se haya enfrentado a la UE por el tema de las cesiones de nuestros impuestos a esta carne de secta, pues como es de izquierdas, no les vale, añoran la mano dura del nazi Aznar o las bocazas del trio calavera, es decir, Rajoy (la marioneta), Acebes (el de los legionarios de Cristo) y Zaplana (el bocazas).
Más o menos opino lo mismo. Lo que pasa es que España es un país peculiar. Es el único país aconfesional del mundo que da privilegios a una confesión. Estamos en contradicción con nosotros mismos.
Yo seguiré pidiendo que se elimine el concordato con la Santa Sede, herencia del pensamiento nacional-católico del franquismo.
Quien ha tenido -y tiene- tanto poder, seguirá segregando esa soberbia insoportable.
Sin duda, pero nos queda la esperanza de que el poder basado en ideogías vaya declinando en favor del poder basado en la práctica y en la utilidad.
Si lo importante es lo útil, la iglesia pierde. Pero de momento, seguimos en una era en que la política y la vida práctica se mueve más por ideologías que por intereses prácticos.
Demos tiempo, que el poderoso caballero don dinero deje de lado a los manipuladores de ideas.
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